Su nombre procede de la antigua palabra francesa "esmeralde" que significa "piedra verde" y, debido a ese color tan característico muchas culturas la han asociado con la esperanza.
Y aunque estos pendientes no llevan auténticas esmeraldas, ya me gustaría, están realizados con cristal de swarovski de este color (las fotos no le hacen justicia) y, que hoy os enseño, con la misma esperanza de que os gusten mucho.